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Un asesinato saca a la luz genocidio indígena en Brasil
Por Fuente: Pueblo en Linea - Friday, Nov. 25, 2011 at 12:11 AM
RIO DE JANEIRO, 23 nov (Xinhua) -- El asesinato de Nísio Gomes, líder de una tribu indígena cerca de la frontera entre el estado de Mato Grosso del Sur, sur del país y Paraguay, sacó a la luz pública el genocidio que sufren los indios brasileños.
Gomes fue asesinado durante un ataque que cerca de 40 hombres armados, casi todos encapuchados, perpetraron en un campamento indígena en los márgenes de una carretera fronteriza con Paraguay.
Para anular eventuales evidencias, los pistoleros se llevaron el cadáver, igual que a dos adolescentes que resultaron heridos.
Ataques como éste se han sucedido en los últimos años en Mato Grosso del Sur, estado brasileño que vive en conflicto por la disputa de la tierra entre los indios y los hacenderos, que la quieren para expandir sus rebaños y cultivos.
Hasta ahora y según los números, los indios se llevan la peor parte.
Datos del Consejo Indígena Misionario (Cimi), organismo vinculado a la iglesia católica en el país, revelan que en los últimos años al menos 250 indios fueron asesinados en este estado del sur brasileño.
En la entidad radican unos 75.000 indios, principalmente de las tribus guaranís y kaiwás (sólo el estado de Amazonas tiene más población indígena en Brasil).
Las estadísticas del Cimi muestran que, mientras la media nacional de homicidios es de 24,5 por cada 100.000 habitantes, en la Reserva Indígena de Dourados, la mayor en Mato Grosso del Sur, es de 145 asesinatos por cada 100.000 habitantes.
Un comparativo muestra por ejemplo que en Iraq, un país en conflicto armado, la media es de 93 homicidios por cada 100.000 habitantes.
Mato Grosso del Sur lidera con mucho el número de indígenas asesinados en Brasil. En 2007, el 70 por ciento de los indios asesinados en todo el país fueron en esta región (un total de 42), mientras que el 55 por ciento del total (250) fueron de etnias indígenas que viven en el estado, y 202 en el resto del país.
Además, las tentativas de asesinato registradas entre 2003 y 2010 en Mato Grosso del Sur fueron 190 por 111 en el resto del territorio brasileño.
"En Mato Grosso del Sur los indios ocupan poco más del 0,2 por ciento del territorio estatal", apuntó el coordinador en Mato Grosso del Sur del Cimi, Flavio Machado.
Para tener un ejemplo, en la Reserva de Dourados hay unos 15.000 indios viviendo en una zona de 3.300 hectáreas. En estas condiciones, "no pueden moverse para otras regiones, evitando disputas y peleas con otras familias, y esto acaba resultando en una violencia interna", añadió Machado.
El conflicto se remonta a siglos atrás, cuando los colonizadores que llegaron crearon sus propias haciendas en el territorio.
Con el desmantelamiento de varias zonas para crear cultivo por parte de los hacenderos, los indios se vieron desplazados del territorio, aunque con el paso de los años, decidieron volver al lugar en el que vivían sus antepasados, tierra que consideran propia.
A partir de 1973, se empezaron a crear leyes para defender las tierras de los indios, aunque como fue el mismo Estado quien vendió la tierra a los colonizadores y hacenderos, estos podían mostrar con papeles y documentos que su propiedad era legal y fue aceptada por las autoridades competentes.
"La mayoría de las haciendas fueron construidas dentro de una estructuración completamente legal, o sea, adquiridas de buena fe, sin expulsión ni matanza de indios", comenta el asesor en temas indígenas de la Federación de Agricultura y Pecuaria de Mato Grosso del Sur(Famasul), Josiel Quintino dos Santos.
Mato Grosso del Sur es el caso más sobresaliente del problema que existe en Brasil con los indígenas, un total de 235 etnias en todo el territorio nacional.
Según la Fundación Nacional del Indio (Funai), las reservas de indios en Brasil representan el 13 por ciento del territorio nacional, si bien es cierto que en los últimos años se ha detectado un aumento de las tensiones y conflictos.
Además del problema con los hacenderos, los indios también enfrentan el aumento del consumo de alcohol y drogas entre los más jóvenes, que empieza a ser considerado como una epidemia.
Pero también a los sobornos a que son sometidos sus líderes por los hacenderos, una práctica que ha agravado aún más la situación de sus comunidades.
En otras partes, la construcción de grandes hidroeléctricas del Estado, continúa suponiendo una fuente de conflicto, ya que las obras como las de Santo Antonio, Jirau y Belo Monte, son en territorio indígena y obligan al desplazamiento de los nativos.
Con la muerte de Nísio Gomes, el genocidio indio que hay en Mato Grosso del Sur ha vuelto a aparecer en los medios de comunicación y ha despertado a la sociedad civil, indignada pero a su vez pasiva ante un problema que persiste hace años.
El Cimi apunta a la incapacidad del Estado brasileño para hacer cumplir su propia Constitución y tratados internacionales que preservan los derechos humanos, indígenas y territoriales, mientras que los hacenderos, evitan pronunciarse para no verse involucrados en el genocidio.
"La tierra es nuestra y no vamos a irnos. La sangre de mi padre fue derramada en esta tierra y no fue en vano. Nos quedaremos y lucharemos por lo que es nuestro", afirma contundente Genito Gomes, de 29 años, e hijo de Nísio Gomes. La guerra de los indios, por su territorio y sus derechos, sigue viva.
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